La audición y la pérdida auditiva

La audición y la pérdida auditiva

La edad, el ruido, los problemas circulatorios y los fármacos, suelen ser los factores que mas afectan al proceso de la audición y la aparición de una pérdida auditiva. En la mayor parte de los casos, el tratamiento mas efectivo es la adaptación de audífonos personalizados para cada paciente, según el tipo y la intensidad de su pérdida auditiva.

La audición es el sentido clave en las relaciones sociales, la mayor parte de la información la obtenemos a través de nuestros oídos.

A lo largo de la vida, la capacidad de percepción de los distintos sonidos va variando a medida que crecemos y envejecemos. Nuestro oído, cuando somos jóvenes, es capaz de percibir desde los 20 a los 20.000Hz, pero este rango se va reduciendo con la edad.

La exposición a fuentes de sonido fuertes ya sea en el trabajo o en nuestro ocio, van a afectando a los receptores que se sitúan en la cóclea, que es el órgano auditivo encargado de la discriminación de los distintos sonidos.

“La presbiacusia es el fenómeno por el cual nuestra capacidad de percibir sonidos medios y agudos disminuye con la edad y a partir de los 50 años se pone mas de manifiesto, afectando a casi el 50% de los mayores de 75 años”

Los 3 pasos que componen el proceso de la audición:

1- Conducción:

El sonido viaja a través del conducto auditivo y las ondas sonoras impactan en el tímpano haciendo que vibre. A su vez, el tímpano, transmite dichas vibraciones a la cadena de huesecillos, compuesta por: martillo, yunque y estribo. Estos huesecillos se mueven amplificando y transmitiendo dichas vibraciones a la cóclea.

Cuando falla este sistema de transmisión, se produce una pérdida conductiva.

En este tipo de pérdida auditiva, el oído interno está bien conservado, es decir, no hay una pérdida de receptores a nivel coclear, el resultado es como si simplemente el paciente oyese mas bajo. El uso de audífonos da un gran resultado, ya que al amplificar el sonido, aumentamos la vibración del sistema de huesecillos, consiguiendo una mayor estimulación de la cóclea y mejorando la discriminación auditiva.

2- Conversión:

La cóclea es el órgano de la audición. Tiene forma de caracol y está rellena de un líquido y la membrana basilar. Una vez que llegan las vibraciones desde el sistema de huesecillos, estas se transmiten a lo largo de la cóclea activando las células ciliadas de la membrana basilar.

El movimiento de los cilios transforma las vibraciones en impulsos eléctricos que se transmiten hacia el cerebro a través del nervio auditivo. Cada grupo de cilios se corresponde con una frecuencia concreta. Cuando nos exponemos a ruidos fuertes, se pierde sensibilidad en algunas frecuencias en función de la zona de la coclea afectada.

Cuando falla este proceso, se produce una perdida neurosensorial.

Para estas pérdida auditivas, no es suficiente con aumentar la intensidad de los sonidos, también es necesario filtrar los ruidos, porque la perdida de sensibilidad de la coclea interfiere en la capacidad de entender bien. Los audífonos deben tener características de filtrado de sonido, direccionalidad y ganancia inteligente por entorno para mantener el entendimiento incluso en situaciones sonoras difíciles.

3- Interpretación:

El nervio auditivo transmite los impulsos nerviosos hasta el cerebro. El área encargada de recibir los impulsos los interpreta, dándoles la forma del lenguaje y la asociación de sonidos y objetos. A veces el nervio está dañado se puede producir una neuropatía auditiva.

En estos casos la adaptación de audífonos puede no solucionar el problema auditivo, ya que no se trata de problemas relacionados con la intensidad del sonido.

Las pérdidas mixtas, en las cuales hay perdida conductiva y sensorial, son las más habituales

Tengo pérdida auditiva, ¿y ahora que?

En función del tipo de pérdida auditiva y su intensidad, hay que estudiar de manera individualizada la mejor solución para cada paciente. Es importante realizar las pruebas adecuadas para tener una expectativa real del grado de audición que podemos conseguir con el uso de audífonos.

Para ello la logoaudiometría es fundamental, ya que nos da información de que grado de entendimiento debemos esperar.

En una pérdida de transmisión pura, el objetivo principal es conseguir una mayor transmisión de las vibraciones a través del tímpano y la cadena de huesecillos, ya que al funcionar correctamente la cóclea, la capacidad de entendimiento y discriminación de los sonidos no suele estar afectada.

Las pérdidas neurosensoriales, sin embargo, el problema suele ser que los ruidos ambientales dificultan la capacidad de entender las conversaciones. En este caso el audífonos debe filtrar de manera activa estos ruidos, mejorando el sonido de las conversaciones que llegan desde el frente. En este tipo de pérdidas suele ser mas complicado conseguir niveles de entendimiento altos, ya que se han perdido gran parte de los receptores auditivos.

Cuando la pérdida auditiva es mixta, los audífonos deben compensar la falta de transmisión a la vez que filtran los ruidos. Generalmente es necesario el uso de audífonos mas avanzados para conseguir la mejor capacidad de comprensión en ambientes ruidosos o conversaciones múltiples.

 

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Un comentario en «La audición y la pérdida auditiva»

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